lunes, 16 de abril de 2007

Petit hommage personnel à Nana

-Che boludo, que bueno que viniste… -me dice cuando aparezco por la playa.

-¿Estás porteño hoy? Y gracioso por lo que veo…. Yo no estoy de humor. -le contesto.

-No me contestés así, hoy has venido a verme por necesidades terapéutico-mentales, y como todo buen psicólogo, soy argentino… -me lanza.

Que cabrón, cómo sabe que hoy le necesito más que nunca.

-…además, hoy te traigo olas del Sur, de la Patagonia y los 40 rugientes… continua.

-Pues más bien hueles a bancos de fletán canadiense, a cloacas de Nueva york y Boston, a Guinness y a percebe... -le interrumpo. Hueles a Oeste/Noroeste, con ese toque de las papeleras de Tolosa y de humanidad que te aporta el Urumea… - me enojo.

-Ya decía yo que vos no estás bien. Entrá en mí. Tengo algunas olas para tí.

-Eso espero. A eso he venido. Empiezo a remar. Todavía estás frío, eh condenado...

-¿Qué es un poco de frío cuando te llega una ola como esta? Andá boludo. Tomá.

Es buena, de izquierdas y noble. Me pego un par de giros hasta que muere en la orilla.

-No está mal, has liberado tensión, pero antes le dabas mejor... -me susurra la espuma de esa ola, ya agonizante.

-Sí, ya no es el de antes... -comenta la tabla mientras vuelvo a remar hacia el pico.

-¿La ola y tu tabla no están muy satisfechas? Y tu? -me espeta él.

-Tienen razón, antes le daba más caña. Era más…

-No. Eras menos. Es con el paso del tiempo que ganamos cosas, no las perdemos -me interrumpe él. Tajante.

-Y en cambio hoy he perdido. Lo sabes, ¿no? -le pregunto.

-Sí, yo lo sé todo. Por eso sab
ía que hoy vendrías. Siempre que pierdes vienes a hablar conmigo.

-No, no vengo a hablar contigo. Vengo a surfear.

-Y cada vez lo haces peor... -interrumpe la tabla.

-¡Callá! -le ordena él. No sos más que un instrumento de placer. Acá te mando otra... -dice él, dirigiéndose ahora a mí.

Hago el take off. La ola va tendida y no estoy seguro de pasar la sección y… me come. Me engulle en su seno. La tabla me golpea el tobillo.

-¡¡Aaaaaahhh!! -grito, bajo el agua.

-Lo siento… -me dice la tabla bajo el agua - …pero no soy más que una mandada. Yo voy donde tu y él me mandáis.

-¿El dolor físico te hace olvidar el dolor del alma? Me pregunta él.

-Dame una buena... –contesto. Necesito una buena para dedicársela.

-¿Se lo merecía? me pregunta.

-No te incumbe. Tanto como los que he perdido antes, y tanto como los que perderé después. Soy tajante.

-Tomá. Esta es buena. Gozá... -me sonríe él. Va por ti.

-No... -contesto a la vez que empiezo a remar esa ola- ...va por él.

(Este pequeño relato va dedicado a mi tío-abuelo René, que falleció la semana pasada. Echaré de menos nuestras conversaciones por teléfono, especialmente durante los dos años que pasé en Sudáfrica, cuando me llamaba tarde por la noche desde su casita en Francia, con un mapa de África delante, y me preguntaba detalles de dónde estaba y qué hacía.)
Repose en paix, Nana.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Impresionante me ha emocionado el leerlo.
Al mismo tiempo lo siento.

Anónimo dijo...

lo siento Niega, no te voy a entrar en mis divagaciones metafisicas del "Big Fish" y mis visiones de la muerte.

Pero a la vez veo algo MUY bonito. Cuando pierdes a alguien que has querido es bonito recordarlo. De hecho , es la unica menera de seguir manteniendolo vivo...revivir con tu mente esos momentos que para ti, han sido los mejores y mas importantes.

Buff, lo siento, me va a dar a mi ahora.

Fine dijo...

un abrazo aunque no nos conozcamos

Anónimo dijo...

un abrazo niegà, me ha encantado el articulo

Niegà dijo...

Gracias a todos.

Niegà