viernes, 30 de agosto de 2019

Una de cóncavos

Matt Biolos, dueño y shaper de …Lost Surfboards, dijo hace ya muchos años que todos los shapers del mundo, por cada tabla de 3 quillas que han vendido, deberían donar 1 dólar a Simon Anderson quien, si bien quizá no fue el primero en probar esa configuración de quillas, sí que fue quien la popularizó.

La verdad es que si en su día Simon Anderson hubiera patentado el trifin seguramente a día de hoy sería millonario. Pero como muchos otros antes que él, consciente o inconscientemente, donó ese diseño a la comunidad y a día de hoy es un estándar de toda la industria del surf. Al igual que el twin fin, el quad, el bonzer, el single o el twinzer, o los cantos tucked under ege (o de perfil bajo, y sí tu tabla los tiene) o las colas de golondrina, o redondas o cuadradas, etc, etc… a nadie se le ha ocurrido patentar todos estos avances en el diseño de las tablas de surf porque son fruto de muchos años de prueba y error por parte mucha gente.

¿A nadie? No, un youtuber/shaper gallego ha decidido someter a la Oficina Española de Patentes y Marcas la tabla de surf con forma cóncava en la cara inferior (lo que comúnmente llamamos “bottom” o “abajo”) en todas sus diferentes modalidades. Este youtuber, que también shapea, ha visto reconocido su invento por la mencionada oficina en Mayo del 2019 e, ipso facto, ha mandado cartas por burofax a través de un bufete de abogados a diferentes marcas y shapers españoles, algunos muy establecidos desde hace décadas y conocidos, pidiéndoles que cesen de comercializar cualquier modelo con cóncavo (lista los modelos de cada uno) a menos que contraten una licencia que les permita utilizar “su” invento.


No voy a divulgar el nombre ni más detalles de este personaje para no darle más publicidad, puesto que sospecho que esto es lo que pretende. Si te gustan las tablas de surf y la historia de su diseño, cuando alguien menciona la palabra "cóncavo" es posible que te vengan a la mente nombres como el de Greg Webber (Shane Herring con una de esas tablas derrotó a Kelly Slater en el primer campeonato pro de ambos allá por 1992) o Maurice Cole. Y el de muchos otros shapers. Así que la autoría de la invención del cóncavo por parte de este asiduo de las redes sociales es totalmente falsa como cualquiera puede comprobar muy fácilmente.



Pero está claro que al igual que esa señora que compró el Sol ante notario para ponerlo en venta en ebay (la misma que registró el grito de Tarzán mucho después del estreno de sus películas, para inmediatamente reclamar compensaciones económicas por su uso a la productora), hay amplio margen en el mundo del surf para patentar cosas que todos utilizamos desde hace muchos años e intentar sacar tajada. Así que que no nos sorprendamos si en breve alguien - sin haber participado en la concepción de su diseño original -   patenta el fish, o el longboard o el tri fin con el único ánimo de hacer un dinerillo extra. 
Ô tempora ô mores!

miércoles, 21 de agosto de 2019

Mientras tanto en las Baleares...

Hoy (y ayer) en algún lugar de las Baleares...





jueves, 15 de agosto de 2019

Brisick & Finnegan

En ESTE VÍDEO Jamie Brisick y William Finnegan, con motivo del lanzamiento del libro Dazzling Blue de Brisick, comentan de forma extensiva lo que significa escribir sobre el surf, tanto para surfistas como para no surfistas, sus diferentes obras, su forma de trabajar, etc..

Finnegan es un periodista y escritor aclamado, pero también surfista. Para los surfistas se dio a conocer primero con sus artículos para la revista The New Yorker (parte I y parte II) sobre la escena de tamañeros en San Francisco, y sobretodo con su autobiografía surfera Barbarian Days, totalmente recomendada si todavía no la has leído. Brisick fue surfista pro en los 80, luego redactor de una revista de surf americana y finalmente escritor con varios títulos publicados, todos de una manera u otra relacionados con el surf. 

Pero lo más interesante de la conversación, al menos para mí, no son tanto los temas alrededor del proceso creativo, sino cómo afrontan la experiencia de surfear ahora, en su madurez. Ambos han surfeado por todo el mundo algunas de las mejores olas habidas y por haber (por ejemplo Finnegan fue de los primeros surfistas en catar Tavarua) y han sido mejores surfistas de lo que son. Y ambos, que siguen surfeando tanto como pueden uno en California y el otro en N.Y., han conseguido evitar el enfado que les produce no poder coger tantas olas como quisieran por culpa de la gente, de su condición física disminuida por la edad (52 y 67 respectivamente), etc, etc. En cambio la fórmula que aplican es diferente:

Brisick reside en California, en Malibu, de donde es originario, y reconoce que prefiere pelear por un par de olas en aquél pico que otrora dominaba a placer que no ir a una playa anónima e hincharse a coger cerrojos de medio metro.

Finnegan, aficando en NY desde hace muchos años aunque se crió entre California y Hawaii, en cambio prefiere conducir y arriesgar para, tras un estudio pormenorizado de las condiciones, acudir donde cree que romperán las mejores olas a pesar del frío y de la distancia.

Ni el uno ni el otro se lamentan cuando han cogido muy pocas olas en una playa donde antes hacía lo que quería (Brisick en Malibu) o los pronósticos no se han cumplido y los madrugones, kilómetros y frío no han servido para nada (Finnegan en N.Y.). Envidiable actitud.

domingo, 11 de agosto de 2019

El primero y el último... de momento

El otro día encontré olvidado en un cajón mi primer bañador Quiksilver. El de al lado es el último, de este verano. Han pasado muchas olas, pero la talla sigue siendo la misma. Seguramente es la única cosa que no ha cambiado en tantos años.


















Más de 4 años han pasado desde que escribí aquí por última vez. Muchas cosas (me) han pasado desde entonces. Una de ellas es que parece que he adquirido el equilibrio para que el surf deje de ser el centro de (mi) universo. Surfeo menos pero lo saboreo y lo vivo de manera diferente. Así mismo, puedo centrarme en otras cosas sin sentirme culpable por no surfear más.

Eso me ha hecho volver a querer compartir mis reflexiones con... quien quiera que siga por aquí en estos tiempos en los que parece ser que los blogs han pasado de moda. No descarto cambiar el formato pero de momento seguiremos intentando reanimar este cadaver.