jueves, 15 de agosto de 2019

Brisick & Finnegan

En ESTE VÍDEO Jamie Brisick y William Finnegan, con motivo del lanzamiento del libro Dazzling Blue de Brisick, comentan de forma extensiva lo que significa escribir sobre el surf, tanto para surfistas como para no surfistas, sus diferentes obras, su forma de trabajar, etc..

Finnegan es un periodista y escritor aclamado, pero también surfista. Para los surfistas se dio a conocer primero con sus artículos para la revista The New Yorker (parte I y parte II) sobre la escena de tamañeros en San Francisco, y sobretodo con su autobiografía surfera Barbarian Days, totalmente recomendada si todavía no la has leído. Brisick fue surfista pro en los 80, luego redactor de una revista de surf americana y finalmente escritor con varios títulos publicados, todos de una manera u otra relacionados con el surf. 

Pero lo más interesante de la conversación, al menos para mí, no son tanto los temas alrededor del proceso creativo, sino cómo afrontan la experiencia de surfear ahora, en su madurez. Ambos han surfeado por todo el mundo algunas de las mejores olas habidas y por haber (por ejemplo Finnegan fue de los primeros surfistas en catar Tavarua) y han sido mejores surfistas de lo que son. Y ambos, que siguen surfeando tanto como pueden uno en California y el otro en N.Y., han conseguido evitar el enfado que les produce no poder coger tantas olas como quisieran por culpa de la gente, de su condición física disminuida por la edad (52 y 67 respectivamente), etc, etc. En cambio la fórmula que aplican es diferente:

Brisick reside en California, en Malibu, de donde es originario, y reconoce que prefiere pelear por un par de olas en aquél pico que otrora dominaba a placer que no ir a una playa anónima e hincharse a coger cerrojos de medio metro.

Finnegan, aficando en NY desde hace muchos años aunque se crió entre California y Hawaii, en cambio prefiere conducir y arriesgar para, tras un estudio pormenorizado de las condiciones, acudir donde cree que romperán las mejores olas a pesar del frío y de la distancia.

Ni el uno ni el otro se lamentan cuando han cogido muy pocas olas en una playa donde antes hacía lo que quería (Brisick en Malibu) o los pronósticos no se han cumplido y los madrugones, kilómetros y frío no han servido para nada (Finnegan en N.Y.). Envidiable actitud.

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