martes, 23 de junio de 2009

Cosmic Children - un día de p... madre!

Domingo por la mañana en la Playa Grande de Valdearenas. A unos 500m. de las carpas del Cosmic cae un buen pico de izquierdas (con alguna derecha) a marea baja. No hay viento y el mar está bonito. El pico poco a poco se va llenando de locales y también de visitantes que están aquí para el Cosmic. Hay algo de tensión y prisas pues el viento no tardará en entrar y estropear las condiciones. De pronto un surfista local (alto, muy delgado, pelo corto, voz ronca, cara de pocos amigos y de 30 y largos o cuarenta tacos) se cabrea con un surfista de Zarautz -que está aquí por el Cosmic- pues le ha bloquedado el paso cuando iba a coger la ola. Ha sido algo involuntario, como ocurre muchas veces sin querer en mil y una playas, pero el local abronca al zarautzarra. Este pide disculpas.

Como el surfista local sigue erre que erre, otro surfista de Zarautz, mayor que el anterior y muy curtido en muchos baños intenta quitar hierro al asunto: “…venga tío, hace sol, hay unas olitas muy majas. Disfruta del baño y del día de puta madre que está haciendo, que aquí no ha pasado nada…”



Iker Fuentes - estilazo con un single fin setentero. Foto de Maxi del Campo.



Unos pocos segundos más tarde una ola se levanta justo donde este segundo surfista de Zarautz está situado. Se pone a remarla con todas sus fuerzas… parece que ya la tiene pero en el último momento la ola se escabulle debajo suyo.


“Me cago en la …!!” exclama –exhausto- para airear su frustración pues, al menos durante un instante, esa ola parecía suya.


Y le contesta la voz ronca del surfista cántabro que, con media sonrisa, le espeta: “…venga tío, hace sol, hay unas olitas muy majas. Disfruta del baño y del día de puta madre que está haciendo, que aquí no ha pasado nada…”

Touché!

1 comentario:

Edu dijo...

Y todo esto desde el agua con una sonrisa ante la escena, no?
Por mi experiencia solo protestan los "poco habilidosos". De pequeño vi como el más avezado del pueblo nos pasaba a mi y aun colega con un floater inmenso, mientras nosotros nos peleabamos como ratas para hacernos un recto hasta la orila. Más que nada porque ya veia, aunque no tenia la preferencia, que nuestra pugna nos iba a tener demasiado ocupados como para sacarle jugo al asunto.
Toda una lección de vida, eso si, para que quedara más claro nuestra tontuna no dijo ni Pamplona, de hecho, ni giro la cabeza.