Las aventuras de un sensei zarautzarra en Hawaii

En la última 3sesenta hay una entrevista a Ibon Amatriain con motivo de su participación en el Eddie Aikau. Fue un placer para mi entrevistar a este gran surfista que, humilde como él solo, no tiene reparo alguno en contar alguna anécdota que demuestra que los grandes también pasan miedo y nervios.

Toda la entrevista en el núm 140 de la 3sesenta ya en la calle.

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¿Cómo te sentiste después de cada manga? ¿Frustrado? ¿Aliviado?

Los días previos al campeonato, los pase con mucha tensión. Todo el mundo comentaba que venia un mar gigante para el campeonato. Algo excepcional. Lo comparaban con el mar que entro en el 69 ,cuando Greg Noll surfeo Makaha, o con el día que Brock Little cogió aquella ola enorme en Waimea en el 90. Algunos incluso decían que no se podría hacer el campeonato porque Waimea no iba a aguantar semejante tamaño.

Desde la misma organización, el día de la ceremonia, nos dijeron a todos los participantes que este año podría ser el campeonato de olas más grandes de toda la historia de Waimea. Que las condiciones iban a ser extremas y que si alguien no se sentía 101% seguro de querer surfear ese día, que no se preocupase y que dejase su puesto a otro que si lo estuviese. Y que no se tendría en cuenta y podría participar en otro año. Me dejé influenciar por todo ese tipo de comentarios y la verdad es que me entró miedo.

El mar estaba previsto que durase 3 días. El primer día amaneció enorme, pero con viento malo, lluvia...resulto ser el día mas grande de los tres, pero no se hizo por que al día siguiente se esperaba que las condiciones mejorasen. Ese día entré con Aritz al agua y fue un baño inolvidable. Nada más entrar hubo tres series seguidas cerraron toda la bahía. En el agua estaban Shane Dorian y Mark Healey y cogieron una ola enorme juntos. Aritz y yo también pudimos coger varias olas y eso me dio muchísima confianza. Fue después de ese baño cuando me sentí que estaba preparado para participar en el campeonato.

¿Dormías poco?

Sí, muy poco. Recuerdo que dormía una noche sí y otra no. Por el jet lag y por el miedo, pues por la noche me venían todas esas cosas a la cabeza y no me dejaban dormir. Son las malas pasadas que te juega la imaginación. Cuando ya conoces algo siempre sabes a qué atenerte por que sabes -o crees saber- lo que va a pasar; pero cuando no tengo ninguna referencia es cuando más me afecta el miedo.

¡¡Qué mal rollo!!

Sí (se ríe). Dormí una noche, luego la siguiente la pasaba casi entera en vela y a la siguiente llegaba tan cansado que sí dormía. Y vuelta a empezar.

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