Todas las fotos de Guille A. Pando. Si pinchas encima las verás a mayor tamaño.
Bigotes. Muchos, de todos los tamaños y aspectos. Desde el modelo “Brad Pitt en Maditos Bastardos”, pasando por el menos glamuroso –pero más realista- modelo “Manuel - el camarero chicano de Fawlty Towers”. Alguna vez iban acompañados de alguna barba bien poblada al estilo "Tom Hanks en Náufrago” (Chris del Moro). Muy a menudo el bigote era un complemento más junto a los pantalones de pitillo, la camiseta de cuello ancho y ciertas actitudes (que no aptitudes) artísticas. Cuidado! Es muy posible que el año que viene si no llevas bigote seas señalado con un dedo acusador por no estar a la última!
Seamos honestos. Ante todo. Y no vayamos de lo que no somos por mucho que nos guste esa idea. Un surfista mayor de edad (mental) que pone pegatas en su tabla si no está patrocinado hace el ridículo; ¿correcto? Por esa misma regla de tres a alguien a quien le guste dibujar, pero tenga poco talento, debería reducir sus manifestaciones artísticas al ámbito privado. Hubo una pintada de murales. Muchos integrantes de la banda pantalón pitillo + bigote + camiseta cuello ancho estuvieron pintando. Hay niños de 6 años que pintan mucho mejor que muchos de los que ahí estaban. No diré nombres pues me temo que algunos de estos tendrán una web y una carrera pseudo-artística en plena ebullición…
Los grandes olvidados han sido los festivaleros. Me lo parece a mí o cada año se lo ponen más difícil a los festivaleros en Salinas? Junto a la ya crónica ausencia de lavabos –deben pensar que esa gente no tiene necesidades fisiológicas-, este año se les “regaló” dos noches de conciertos hasta las 3 de la madrugada + el posterior backstage y trajín de hordas borrachas hacia el Pinar y vuelta al parking durante toda la noche. Si dormías en furgoneta (como este servidor de ustedes) -y no la tenías bloqueada en la campa- podías escaparte a dormir a alguna de las calles laterales, alejado del bullicio. En caso contrario no te quedaba más remedio que aguantar el ruido, la gente borracha que meaba al lado de las tiendas y levantarte al alba para encontrar la calle que parecía un basurero.
Las estrellas. A pesar de lo que digan siguen siendo estrellas …y comportándose como tal. Al menos este año – y a diferencia de Tudor y cía el año pasado- tuvieron la decencia de irse bien antes de la entrega de premios y no delante de todo el mundo con prisas y mala leche. No entiendo esa manía de no poder quedarse a la entrega de premios y hacer el paripé un ratín más, pero parece ser que Biarritz tira mucho. Eso sí, todos reconocen que la fiesta de Salinas le da mil vueltas a la de Biarritz. Chris me pareció muy majo y humilde y Kassia tuvo su momento de fama en la fotona, llegando la última como las verdaderas estrellas. Por otro lado Josh Hall tomó el relevo de Tom Wegener como el yanki más enrollado del festival. Cosas de shapers.
Todopan. Desayunar en los Tres Monitos tiene su qué. Casi tienes que pedir perdón por osar entrar en el local, pedir el desayuno y pagar. Parece que te hagan un favor. Pero si hay un lugar que debería destacar en todas las guías de viajes es Todopan. Nunca he visto un sitio con peor servicio y organización. Llegas a media mañana; hay cuatro personas detrás de la barra y tres clientes esperando para ser servidos. Pues lo normal es que tengas que esperar unos buenos 15 minutos para que te atiendan. Chapeau, pues no es fácil.
La música. Vi dos conciertos. El de Los Coronas y el de otro grupo. El de Los Coronas fue tan bueno que ya ni me acuerdo del nombre del otro grupo.
Los vascos. Años tras año se volvió a repetir la escena en que una hermosa asturiana se acerca a un vasco – bien entrada la noche - y le entra directo a la yugular. El vasco da un paso atrás y mira a ver dónde ese encuentra la cámara oculta… pues eso en Euskadi solamente pasa en las películas. Una de las cosas de las que más me arrepiento es de nunca haber ido al festival de Salinas estando soltero. Puxa Asturias y las asturianas!
Invité a unos amigos franceses a que se pasaran por el festival de Salinas. No habían estado nunca. De hecho ni siquiera habían oído hablar de él. Les ha encantado (eso sí, se iban a dormir a Xagó cada noche): las olas, la organización, las actividades, el espíritu festivo y amistoso sin tensiones ni egos, la ausencia de zona VIP, etc… La verdad es que si en lugar de fijarte en lo que le falta al festival de Salinas piensas en todo lo que es y se hace cada año, hay que reconocer que es un evento de primera. Enhorabuena.