lunes, 30 de septiembre de 2019

Piscinas de olas versus el atractivo de lo imperfecto

Recuerdo una noticia que vi en la tele un día, hace años, según la cual en no sé qué universidad anglosajona habían conseguido descifrar la fórmula de la perfección de la belleza humana. Y la conclusión a la que habían llegado esos académicos, después de analizar muchos rostros bellos, era que radicaba en la proporcionalidad en los rasgos de la cara y la distancia entre los mismos. Para demostrarlo, habían aplicado la fórmula cogiendo diferentes rasgos faciales de diferentes personajes famosos, que eran considerados muy bellos por el gran público, los habían juntado según los valores de la fórmula y el resultado era una cara muy bella... pero desprovista de todo atractivo.

Creo que lo mismo pasa con la ola artificial de Lenmore, propiedad de la WSL, y creo que su falta de atractivo es la causa de que el campeonato que allí se celebra sea el menos interesante del circuito. No voy a extenderme sobre el tema pues creo que en Mar Gruesa lo han clavado con su crónica post-campeonato. Está claro que a pesar de su perfección, Lower Trestles es mil veces mejor escenario para un campeonato de surf que el rancho de Lenmore. Y no digamos ya un beachbreak como los de las Landas, donde la imprevisibilidad de cada serie, de cada ola, deja en el aire el resultado final. Así pues alegrémonos de que vuelven las incertezas y las olas imperfectas al circuito de la WSL esta semana con el arranque del Quik Pro.

Otra cosa es que para nosotros, meros mortales, la posibilidad de surfear hasta aburrirnos una ola perfecta se nos antoja como el mejor de los sueños húmedos. Y si además tienes 5 añitos y te empujan para que puedas coger la pared... cualquiera salta de la tabla antes de que se acabe la ola, no?



2 comentarios:

Fran dijo...

Que tal Niega!
Diria que ese ejemplo sobre la belleza es muy acertado. Si hay algo que me produce satisfacción son esas condiciones cambiantes del mar, ese dia que llegas con pocas expectativas y que no hay nadie en el agua, de repente tu paciencia se ve recompensada con unas estupendas series y se te dibuja una sonrisa. Para mi el placer ademas de poder bajar unas cuantas olas tambien reside en otros pequeños detalles, como por ejemplo no apartar la vista del horizonte esperando por ellas.
No se, supongo que la experiencia no estara nada mal, pero yo prefiero seguir como hasta ahora.
Saludos!

Niegà dijo...

Eso está muy bien Fran si tienes la suerte de poder vivir en un lugar donde olas con cierta frecuencia. Para muchos de nosotros ese no es el caso. Muy pocas olas y malas es lo que me da el mar que tengo al lado. :-(