Morning of the Earth 2010

La soporífera peli de culto de los años 70 (y que levante la mano todo aquél que haya sido capaz de verla entera sin caer en los brazos de Morfeo) marcó tendencia -y sigue haciéndolo- en el imaginario de muchos surfistas: olas de calidad, un surf innovador -para aquella época- y fluido en un entorno rural donde la vida de los surfistas se encontraba en sintonía con la naturaleza. Tan en sintonía que la mayoría se la fumaban literalmente.

Pero es innegable que este concepto de vida tenía (y sigue teniendo) su atractivo. Australia es un país escasamente poblado, con amplios espacios naturales y muchas olas de calidad. Y es totalmente posible encontrar un lugar donde realizar un tipo de vida un poco al margen de lo considerado "normal". Byron Bay fue uno de esos lugares, pero la gallina de los huevos de oro del turismo lo ha convertido en un parque temático de los años 70 y del soul surfing, que poco tiene que ver - a la que se araña un poco la superficie- con lo que fue durante Morning of the Earth.

Sin embargo el espíritu Morning of the Earth sigue existiendo en otros lugares de Australia. Son lugares con olas serias, un clima menos benigno y sin cibercafés ni hostels para backpackers en cada esquina anunciando clases de surf + yoga. Garth Dickenson, que ya vimos en surfear en Litmus y Glass Love, es un buen surfista que escogió ese tipo de vida alejado de muchas comodidades (agua corriente, electricidad, gas…). Come lo que cultiva en su jardín, se shapea sus propias tablas y trabaja unos pocos días a la semana para poder comprar lo que no puede producir él mismo. Y surfea (bien) olas muy serias.