The Wrong Coast (I)
Han sido estos unos días interesantes. De jueves a domingo (inclusive) tuvimos olas (en la versión más amplia e inclusiva del concepto). El sábado fue el mejor día, y con sol radiante y calorcete. Os podéis imaginar el panorama. Al ser una marejada del SO (jueves y viernes entró del E/NE pero luego roló), y con viento del O/SO, el sábado los espigones que tienen bancos de arena en su vertiente septentrional estaban como antaño El Corte Inglés el primer día de rebajas.
Con esas condiciones ese sábado salí de mi zona de confort (esos 3 kms de costa que tengo delante de casa) para ir a uno de los spots clásicos de la costa catalana que, justamente, suele lucir sus mejores galas en estas condiciones. Esa playa es donde se celebró el primer campeonato de surf nunca realizado en Cataluña allá por el 89 o 90. Un pico con solera, vaya.
En el agua mucha gente: de todas las edades, niveles y géneros. Con todo tipo de tablas. No es un sitio fácil de surfear por la corriente y la irregularidad de la ola, pues nunca tienes claro lo que va a hacer.
Al remontar tras mi primera chusta tuve un incidente y mi tabla (la de verdad, no el corchopán) sufrió un tajo ocasionado por la quilla de otra tabla; tajo que empieza en el canto y entra unos 15 cms hacia el centro de la tabla. La otra tabla? Impoluta.
Grité, me enfadé y dije algunas cosas inapropiadas al piloto de esa otra tabla. Salí del agua y volví a entrar, esta vez con el corchopán. Y con mucha frustración encima. Obviamente, durante el resto del baño no me salió nada.
(Antes de continuar quiero aclarar que ese otro surfista, totalmente desconocido para mí, aunque no coincidimos sobre quien era el culpable del incidente y sufrió mi ira en los momentos posteriores al mismo, hizo el esfuerzo de salir del agua a buscarme, dejar su número de tf y ofrecerse a costear la mitad de la reparación. Ante esta actitud luego por tf me disculpé ante él por mis exabruptos y decidí, obviamente, que me haré cargo yo solo de la reparación. Más que nada porque en el fondo la culpa fue mía por el simple hecho de haber entrado en un sitio en el que ya sabía que no iba a disfrutar. A ver si aprendo.)
★ ★ ★
Cerca de allí un amigo estaba impartiendo clase de asignaturas teóricas en un curso a futuros monitores de surf. Fui con la intención de saludarlo y quedar para comer luego, pero me pidió que les explicase cuatro cosas a sus alumnos (encerrona!!). Estuvo bien, aunque no tengo claro si ellos opinan lo mismo. Les expliqué (entre otras cosas), mi concepto de Wrong Coast.
Este concepto ha sido forjado tras años y años de seguir la evolución de las temporadas y oleajes, y darme cuenta que la peor costa del Mediterráneo Occidental para la práctica del surf es la costa catalana. Razones? Poca frecuencia y poca calidad, incluso en un contexto mediterráneo.
El Mediterráneo Occidental (costas mediterráneas española y francesa, N de Túnez y Argelia, las islas, la costa Italiana -excepto el Adriático- y hasta Malta) tiene en la Tramontana (N) y el Mestral (NO) a los principales “generadores” de olas. Y la costa catalana se encuentra a la sombra de estos dos vientos. Pero es más, cuando excepcionalmente hay marejadas con componente E o S, que son las que nos mandan oleaje, y las menos frecuentes con mucha diferencia, tampoco disponemos de picos de calidad.
Nuestras playas son o muy profundas con un banco de arena orillero, o con fondo muy progresivo e interminables líneas de espumas con poca fuerza. Los pocos fondos de roca que dan olas de una calidad aceptable (siempre en un contexto mediterráneo), son muy escasos, y únicamente funcionan en condiciones que se dan poquísimas veces (pueden estar inviernos enteros sin funcionar).
Resumiendo la realidad de las condiciones para el surf en Cataluña en pocas palabras: escasas y malas.
Esa realidad es mucho más aparente ahora que a finales de los 80, cuando empecé a surfear por aquí. Por aquél entonces, en la costa de Tarragona, no había visto nunca a nadie surfear en el Atlántico. De hecho no había visto nunca a nadie surfear en primera persona, únicamente ocasionalmente en la TV. Ignorábamos hasta qué punto nuestras olas eran malas y escasas. Luego empecé a frecuentar la costa del Cantábrico, Portugal, Francia y rápidamente vi que nuestras olas apenas podían llamarse eso, "olas". Pero pensaba que era un problema compartido con todo el Mediterráneo.
Pero en los últimos años me he dado cuenta de que ni siquiera eso. Gracias a los modelos de predicción, los teléfonos móviles con cámara y a las redes sociales puedes apreciar las condiciones de surf en un tramo de costa simplemente mirando las redes sociales de los surfistas de esa zona en aquellas fechas, y así fácilmente evaluar hasta qué punto tuvieron mejores o peores condiciones que en tu playa/costa.
Si queda claro que no hay ninguna costa del Mediterráneo comparable con el Atlántico o Cantábrico en cuanto a frecuencia y calidad de olas, no es menos cierto que dentro del Mediterráneo estamos en el furgón de cola. La zona de Génova, el N de la Toscana, Cerdeña, la zona de Roma, y el N de Argelia y Túnez tienen muchos más días de olas al año que nosotros, y rompientes de mucha mejor calidad que rompen a menudo, gracias a la preponderancia de la Tramontana y el Mestral. Ídem en amplios tramos de la costa de la comunidad valenciana y andaluza, por no hablar de las Baleares. Sin lugar a dudas aquí en Cataluña estamos en la costa equivocada, no solamente respecto al Atlántico/Cantábrico, sino también en lo que se refiere al Mediterráneo.
La única, repito, la única ventaja que tenemos en Cataluña respecto a la mayoría de surfistas de otras costas del Mediterráneo Occidental es que estamos a 5h30 en coche del Atlántico. Para todo lo demás nos ganan por goleada. Lo dicho: The Wrong Coast.
Y aun así sigo surfeando. Hoy he trabajado desde casa con una ventana del ordenador conectada a la webcam de la playa, para ver si esos 15cms que estaban rompiendo subían a 40cms y merecía la pena mojar el corchopán. He vivido nueve años en Euskadi, si sumo todas mis estancias en Indonesia seguramente llegue al año, estuve dos años en Sudáfrica y dos entre Australia y NZ. Más otros dos en Costa de Marfil. Tengo tablas guardadas en casa de un amigo en Canarias para mis excursiones anuales allí. Pronto hará 40 años que empecé a surfear y sigo siendo igual de malo y patoso. Vivo en la costa equivocada y a pesar de eso no consigo dejarlo.
Sinceramente el surf es jodidamente mágico... pero como bien dice mi colega Joli: “hay drogas mucho peores”.


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