miércoles, 27 de junio de 2007

Apuntes de Costa de Marfil (revisited)

(Este texto ya fue publicado en su día en Surfbcn.com, y también por el fanzine The Lonely Mind, en su número 1. Pero tras la lectura del reportaje que sobre este país han publicado tanto la Tres60 como la francesa Surf Session este mes de Junio, he decidido actualizarlo y ampliarlo.)


(Surf Session de Junio del 2007, donde hablan del Kamé Surf Contest de 1998)
¡AKWABA!
Es una de las primeras palabras que cualquier visitante debería oír en Costa de Marfil. Significa “bienvenido” en baoulé. Si, por casualidad, algún día recibís a alguien que acaba de llegar, enrollaos y decídselo.

¡HAY COCOOOO, AL RICO COCOOOO!
Costa de Marfil tiene el porcentaje más alto (del mundo) de muertes causadas por caída de nuez coco. Es verídico. ¿Habéis cogido alguna vez una nuez de coco recién caída del cocotero? Pesa, y mucho; y los cocoteros suelen ser muy altos. Te cae un coco encima de la cabeza desde esa altura y... ¡sayonara babe!. Un buen amigo, que acababa de llegar al país, estaba muy preocupado por este tema cuando decidimos acampar en una playa remota de la costa Oeste. Íbamos en plan aventura total: ni tiendas de acampar, ni cabañas, ni campements: nada de nada. Sólo las mosquiteras colgadas de algún…cocotero! Al ver su preocupación, intenté calmarle:
“Pero hombre... ¿Tu has visto caer algún coco por la noche?” le pregunté.
“Pues…mmm... no…” fue su dubitativa, y obvia, respuesta ya que sólo llevaba unos días en el país.
“Ni yo. Y es así porque NUNCA caen de noche. Sólo caen de día…” Le mentí.
“¿Estás seguro?”
“Al 100%!! No pienses en los cocos y duerme tranquilo.” Y me alejé de él rápidamente para que no viese la gran sonrisa que empezaba a dibujarse en mi rostro.
¿Acaso conseguí convencerle? No lo sé, pero no lo creo. Solo sé que hacia las 5 horas de la mañana siguiente me despertó el ruido de un fuerte impacto (¡¡THUMP!!), no muy lejos de donde yo estaba durmiendo. Era una nuez de coco, y había caído a unos 80 centímetros de mi cabeza. Era pequeña, y el cocotero del que se había desprendido no era muy alto, por lo que no creo que me hubiese matado en caso de acertar la diana (es decir, mi cabeza). Al menos, eso es lo que me gusta creer. De todas formas, sigo sin haber visto caer un coco por la noche!

HISTORIA
A mediados de los 70, Craig Peterson y Kevin Naughton visitaron, además de muchos otros lugares, el África Occidental. La mayoría de fotos que aparecieron en las páginas de la revista americana Surfer, eran de Liberia y Ghana. Ninguna (que yo sepa) de Costa de Marfil. ¿Es que no surfearon en ese país? ¿Acaso no encontraron olas buenas? Honestamente, no tengo ni la más remota idea. Pero lo que sí sé es que para ir de Liberia a Ghana (o viceversa), en algún momento debieron pisar suelo marfileño; y también sé a ciencia cierta que hay buenas olas en Costa de Marfil, al menos tan buenas como las que salen en las fotos tomadas en los países vecinos.
El surf llegó a Costa de Marfil de la mano de los franceses, antigua potencia colonizadora, un gran número de los cuales, en los años 70 y 80 y ante la prosperidad del país (ya independiente), emigraron para montar empresas. Algunos de estos franceses ya conocían el surf en las galias y, al ver las olas de Assinie, la larga playa idílica cercana a Abidjan, no dudaron en importarlo. A finales de los 90, cuando yo estuve en el país, el surf era practicado principalmente por franceses y libaneses pero ya había chavales negros, de las etnias “marinas” y, por lo tanto, más acostumbradas al mar y a las corrientes, que empezaban a meterse al agua. Los diferentes conflictos políticos y militares de estos últimos años han hecho que una buena parte de los franceses volvieran a su tierra natal o emigraran a otros países más tranquilos de la zona (Ghana, Senegal), mientras que la población surfista autóctona es más numerosa. Según me cuentan algunos amigos que todavía viven en Costa de Marfil, el surf que se ve en las playas de Assinie ha ganado en “color”.

ASSINIE
A finales de 1997 me fui a trabajar a Costa de Marfil para un periodo de, cómo mínimo, 1 año. Antes de irme de España hice mis deberes: tras repasar mi colección de revistas de surf, en una revista francesa encontré un artículo sobre un campeonato local de surf disputado en Assinie, la playa más surfeada del país. Hice una fotocopia del artículo y me fui hacia mi nuevo hogar sabiendo que me encontraría con olas y con otros surfistas.
Compromisos de trabajo y sociales me impidieron acercarme a Assinie durante mis primeras semanas allá. Y no es que esta playa estuviera lejos de Abidjan, pues se encuentra a apenas 1 hora en coche al Este de la gran ciudad. Cuando por fin conseguí ir, ya había visto olas en Costa de Marfil, puesto que casi cada fin de semana había ido a comer a alguno de los numerosos maquis de Grand Bassam, la antigua capital colonial. Pero esas olas en Grand Bassam eran orilleras enormes, que cerraban con mucha fuerza sobre muy poco fondo y en medio de corrientes tan fuertes que parecían ríos. No se trataba de olas surfeables, al menos para mí. A pesar de eso, su belleza y fuerza me impresionaba hasta tal punto de hipnotizarme, y pasar largos minutos con el tenedor en el aire contemplándolas.
Pero la espera valió la pena: al llegar a Assinie por primera vez me encontré con olas de un metrito, glassy y con fuerza; tanto de derechas como de izquierdas. También recuerdo el calor y lo mucho que quemaba la arena, lo que me obligaba a hacer un sprint desde la zona de los cocoteros hasta el agua, tanto al entrar como al salir del agua. Los surfistas que conocí ese día eran de los más auténticos del país. Gente que había aprendido a hacer surf en Assinie y, creedme, no me gustaría ser un principiante en Assinie.
Dos ideas me vienen a la cabeza cuando pienso en Assinie: Una es consistencia. En esa playa nunca, jamás, está plato. De memoria de los locales más veteranos, no recuerdan un día en que el mar estuviese demasiado pequeño para ser surfeado. La otra es diversidad: es difícil, por no decir casi imposible, tener las mismas condiciones dos días seguidos. Ocurre muy frecuentemente que al amanecer estás surfeando exactamente el mismo banco de arena que surfeaste al atardecer del día anterior, con el mismo punto de marea, y las olas no tienen nada que ver. Como si se tratasen de dos picos totalmente diferentes. Pero eso sí, con dos constantes: rapidez y potencia. Los locales a los que hacía referencia anteriormente, reconocen que cuando visitan olas en otras zonas (ya sean los points de la costa Oeste, ya sea en otros países), tienen que aprender a girar, ya que las olas de Assinie no dejan mucho margen para hacer otra cosa que no sea correr lo más rápido posible antes de que cierren. Surfear en Assinie se resume en coger la ola, ponerse de pie y entrar en la caverna sin saber muy bien qué va a pasar. Muy a menudo la ola cierra; otras veces rompe de forma tan brusca que el surfista no tiene tiempo de ponerse de pie antes de salir proyectado hacia delante, y hacia abajo, preparándose para una visita submarina del fondo arenoso desde muy cerca (demasiado cerca incluso; todavía me queda alguna cicatriz como recuerdo). Luego la ola le suelta y puede subir a la superficie, donde normalmente recibe la siguiente ola de la serie con la tabla partida yaciendo a su lado y el invento enrollado alrededor de sus piernas. ¡¡Akwaba a Assinie!! Sonríe para la foto y coge mucho aire, que esto aún no ha terminado.


(Julien Desole en Assinie)
Pero a veces la ola se abre majestuosamente al surfista, que ejecutará una combinación de giros y maniobras que le harán sentirse en la gloria después de tanto sufrimiento. Cuando esto ocurre, y ocurre… raras veces, la magia de una rompiente perfecta se revela al surfista paciente que ha sabido esperar. Entonces todo lo demás habrá valido la pena, creedme.

LA PASSE
Ahora entramos en terreno de lo mágico, pero de la magia efímera. Es lo opuesto a Assinie: funciona pocas veces al año pero, cuando lo hace, suele estar perfecto. En las afueras de Grand Bassam, justo después de las Navidades, el Ayuntamiento local draga una parte de la playa para permitir que el agua de la laguna salga al mar. Entonces, poco a poco, el mar vuelve a depositar la arena en la playa y, al hacerlo, los bancos de arena dan forma a una rompiente perfecta como si de la desembocadura de un río se tratase. Como el temporal de les botes para los surfistas catalanes, o los primeros días de viento sur de otoño en la costa cantábrica, el dragado de ese trozo de playa es algo que los surfistas de Abidjan se han pasado todo el año esperando. Cuando los trabajos han sido completados, todos los surfistas van lo más a menudo posible a comprobar las condiciones desde el Plateau. El clímax se da el día en que los bancos se han estabilizado y ya no quedan árboles, algas ni otros deshechos de la naturaleza flotando en la desembocadura; entonces la temporada de La Passe ha comenzado. Por fin una rompiente que se encuentra lo suficientemente cerca de la ciudad como para ir a surfear a la hora de comer, o después del trabajo. Olas largas, potentes y con tubos enormes. Orilleras brutales y peligrosas. La visita de algún varon (lagartos enormes) o de un banco de barracudas. Esto es lo mejor y lo peor de esta rompiente. Un día construirán un dique y nadie sabe lo que va a ocurrir. Hasta entonces… ¡¡Vite, vite, à la Passe!!

OESTE
A unos 300 km al Oeste de Abidjan, las condiciones de surf realizan un giro de 180º. Las infinitas playas con cocoteros y plantaciones son substituidas por una costa llena de calas y bahías, acantilados y selva tropical. Aquí las olas ya no entran tan a menudo, puesto que la marejada tiene que ser lo suficientemente grande como para penetrar en las sinuosidades del litoral. El viento deja de ser un problema. Y los míticos points de la Gold Coast australiana encuentran sus hermanos gemelos en el África Ecuatorial, quizá no tan perfectos, ni tan huecos, ni tan largos ...pero aún así muy parecidos.

La zona de Sassandra a San Pedro esconde muchas olas excelentes. Cuando llegues a Sassandra, conduce hacia la colina más alta de la ciudad, hasta que se acabe el asfalto, y sigue por el camino que va hacia el Oeste. De ese camino salen varios senderos que bajan al mar. Algunos te llevarán a ninguna parte, pero otros te conducirán a olas excelentes. Se acabaron las olas cerronas o que sólo dan para una maniobra. Aquí encontrarás muchas olas donde podrás expresar lo que llevas dentro como si de un lienzo, y tu el pintor, se tratara. Un consejo: mejor si vas en un 4x4.

KAME SURF SHOP
El comercio, en la mayoría de países francófonos del África del Oeste, se encuentra en las manos de libaneses. Sobretodo la gran distribución y el pequeño comercio. Luego están los mauritanos que llevan el micro-comercio y, finalmente, la población local que tiene sus puestos en la calle y en los mercados. Hay excepciones, pero pocas. Y la única tienda de surf que hay al Sur de Dakar y al Norte de Ciudad del Cabo es de un libanés, que se hace llamar Kamé. Tiene de todo: tablas, ropa y algún traje de verano. Y además de hacer honor a su origen y ser un buen negociante, Kamé es una excelente persona y surfista aguerrido. Su tienda se encuentra en un pequeño centro comercial en el Plateau de Abidjan, pero cualquier fin de semana te lo encontrarás en Assinie.


(La torre de jueces construída para la ocasión del Kame Surf Contest)
Durante la Navidad de 1998, Kamé organizó el último (hasta ahora) Kamé Surf Contest en Assinie. Fue el último por que a mediados de 1999 la situación política y social del país empezó a agriarse mucho y, desde entonces, se han sucedidos guerras civiles, golpes de estado, motines y demás manifestaciones. Pero eso en 1998 no lo sabíamos, y Kamé nos pidió a unos amigos que le ayudáramos a organizar el Campeonato. La Navidad es una época buena para el surf en Costa de Marfil por varias razones: para empezar coincide con la “temporada seca”, cuando el oleaje es más pequeño, ordenado y limpio; y además suele soplar el harmattan. Además, son vacaciones escolares y muchas personas que están estudiando durante el año en Europa viajan a Costa de Marfil para visitar a la familia y relajarse. Y las fiestas de fin de año en Assinie son legendarias, con más de 40 kms de playa iluminadas por hogueras y la gente yendo de casa en casa a felicitar el nuevo año.


(Póster del Kamé Surf Contest de 1998)
Pues bien, Kamé pidió ayuda por que quería que el campeonato diera un salto cualitativo respecto a ediciones anteriores. Obtuvimos buenos patrocinadores (Rover, South African Airways, Woodin, Honda, Island Style, Awa…), conseguimos traernos a un pro sudafricano (Marc Jackson) para que hiciera una exhibición, acudieron a la llamada varios surfistas senegaleses, entre ellos el mítico local de N’Gor Patina, y el concurso de Miss Camiseta Mojada fue muy colorido.
Fueron 4 días muy intensos, de dormir muy poco, de buscar a las tantas de la madrugada a Marc por tugurios de la noche de Abidjan para llevarlo a la playa, de mucho stress y de gran satisfacción al final.

Me marché de Costa de Marfil a mediados de 1999 y, curiosamente, cada cierto tiempo recibo noticias de Kamé de la forma más inesperada. Recuerdo que una vez, estando en el taller de tablas de Spider (en Durban), Dave, que lleva los pedidos, me pidió si podía ponerme al teléfono pues no conseguía entender lo que le decían desde el otro lado del hilo. Era Kamé, desde Costa de Marfil, que llamaba para hacer un pedido de varias tablas sin tener la menor idea de inglés. Kamé sabía que yo estaba viviendo en Sudáfrica, pero lejos estaba de imaginarse que el tío que se pondría al teléfono hablándole en francés aquél día que llamó para encargar tablas, iba a ser yo. No sé como ni cuando, pero sé que pronto volveré a tener noticias de Kamé.

HARMATTAN

(El harmattan visto por la NASA)
En abril de 1999 realicé uno de los mejores viajes que he hecho hasta ahora. Con un amigo decidimos ir desde Abidjan hasta el Norte de Burkina Faso, Mali y de vuelta a Abidjan. ¿Medios de transporte? Cualquiera excepto nuestros coches; acabamos yendo en tren, bus, gbaka, camión y asno. Mali y Burkina son países sin costa y, por lo tanto, sin olas. Al Norte de Burkina Faso, en Gorom Gorom, pasamos unos días en un campamento Peul. Hacía mucho viento, y es que nos encontrábamos en la zona donde nace el harmattan. El harmattan es el viento más famoso del África del Oeste. Sopla de noviembre a marzo/abril y viene del Sahel, una zona semiárida que constituye la antesala del desierto del Sáhara. El harmattan es conocido de Senegal hasta Nigeria y sopla... terral, por lo que es el viento favorito de los surfistas de estas costas. De hecho el harmattan son dos vientos en uno, el “frío” y el “cálido”. Funciona así: primero llega el “frío”, que de hecho no es frío en sí pero arrastra mucho polvo y arena, formando una capa en la atmósfera que impide que los rayos del sol lleguen con toda su fuerza y el ambiente se enfría considerablemente (esa misma capa reduce considerablemente la visibilidad y ha sido la causante de más de un accidente aéreo). Al cabo de unos días llega el “cálido”, limpiando la atmósfera de todo el polvo y arena, y reduciendo el porcentaje de humedad relativa del aire considerablemente, lo que comporta días claros, sin nubes, con un cielo muy azul y un sol que calienta mucho. Pocos días después vuelve a entrar el “frío”. Ambos son sinónimo de buenas condiciones de surf.

(Shaka peul)
Los niños del campamento peul estaban muy excitados con la visita de los dos toubabous, y se convirtieron en nuestros guías desde el primer momento y durante toda nuestra estancia. Les enseñamos unos cuantos juegos de mano y también el shaka, el saludo hawaiano. ¡Les encantó! Antes de irnos les hicimos unas cuantas fotos y en todas salen haciendo el shaka. Estos niños nunca habían visto el océano, y muchos de ellos nunca lo verán, pero viven en el lugar donde nace el viento más anhelado por los surfistas de aquellas costas africanas. Y me gusta pensar que ese mismo viento lleva los shakas de los niños peul del interior hasta las orillas del Atlántico, para que los pocos surfistas que allí se encuentran los reciban y se acuerden que ese viento mágico que les brinda las mejores sesiones de la temporada, tiene su origen en el corazón del continente africano.
Sólo por eso, para mí esos niños son surfistas también... aún que ni ellos mismos lo sepan.



(En Agosto de 1998, mi madre vino a visitarme a Abidjan durante una semana. Ese sábado fuimos a Assinie. Poco antes de llegar nos pilló una tormenta, corta pero intensa. Duró 10 minutos a lo sumo, pero el chaparrón limpió la atmósfera de polvo y devolvió los colores al paisaje. La lluvia cesó de forma súbita justo cuando enfilábamos el trozo de pista de tierra de Assinie, ya muy cerca de la playa. El fuerte viento sacudía las cimas de los cocoteros con violencia, y empezaban a salir unos tímidos rayos de sol. La terita del suelo, recién húmeda, tenía un tono rojizo intenso como raramente le había visto, y que contrastaba de forma sublime con el verde de las ramas de los cocoteros, limpias del polvo. Creo que estuve cerca de padecer un ataque del Síndrome de Stendhal. Ahora, casi 10 años después, todavía recuerdo esa imagen como si hubiera sucedido hace un instante.)

Niegà
Diccionario:
Baoulé: Grupo étnico mayoritario en la zona costera de Costa de Marfil y países fronterizos. Su dialecto es muy hablado también entre gente de otros grupos étnicos del país.
Campement: Alojamiento que se encuentra en muchas playas; pequeñas chozas con paredes y techo fabricadas a partir de ramas de cocotero trenzadas y con una cama o colchón en el interior.
Gbaka: Taxi colectivo que funciona en zonas rurales principalmente. Normalmente son vehículos Peugeot, muy viejos, y donde entran 10 veces más personas que las inicialmente previstas por el fabricante.
Maquis: Equivalente a chiringuito o restaurante informal en Costa de Marfil.
Peul: Grupo étnico nómada que vive en el Sahel desde tiempos inmemoriales. Tradicionalmente ramaderos y pacíficos.
Plateau: Barrio de oficinas en el centro de Abidjan.
Shaka: Saludo hawaiiano consistente en cerrar la mano, excepto el dedo pulgar y meñique, y agitarla (de to shake = agitar).
Temporal de les botes: En Catalunya, es el primer temporal después del verano (tradicionalmente en septiembre/octubre), y recibe este nombre por que antiguamente se aprovechaba para atar las botas de vino vacías a la playa, para que la acción de las olas las limpiase con la ayuda de la arena.
Toubabou: Hombre/mujer blanca en muchos países del Africa ecuatorial francófona. También toubab. El origen de esta expresión se remonta a que hace un par de siglos, los únicos blancos (franceses) que las poblaciones rurales veían eran los médicos que hacían inspecciones o acudían en caso de epidemia. En argot francés al médico también se le llama toubib.

2 comentarios:

Guía del Alma dijo...

Niegà! Un altre relat fantàstic dels seus!...I amb fotos i dibuixos preciosos!

Que no li faria res respondre'm un parell de preguntes, si us plau?:

1- Com funciona això del taxi col.lectiu?(Hi ha un taxi per a molts taxistes? o com?)

2- Em podria explicar com va ser el seu trajecte en ase? (kilòmetres recorreguts, paisatges que van travessar, condicions atmosfèriques durant el trajecte, etcètera).

Gràcies!

Anónimo dijo...

Te sales tio!!!!
Gracias otra vez por estos regalos...
Pedrua