jueves, 29 de marzo de 2012

The Surf Riders of Hawaii

Ayer cayó en mis manos -donde va a estar durante unos meses- uno de los pocos ejemplares que quedan del libreto que da título a esta entrada. The Surf Riders of Hawaii fue la primera publicación de surf de la historia, y vio la luz en 1910 en Hawai ni más ni menos. Este libreto de 12 páginas recoge varias fotografías de surfistas hawaianos en Waikiki así como un poema de Lord Byron y un texto -precioso- escrito por el mismo autor de las fotos: A. R Gurrey Jr, el primer fotógrafo de surf de la historia. 

La razón por la cual este libro (del cual quedan muy pocos ejemplares en todo el mundo, y el último que se subastó en Sotheby's de NY fue adquirido por 37.500 USD) se encuentra provisionalmente en mis manos, es que forma parte de un proyecto que muy pronto será anunciado. Simplemente deciros que se tratará de la primera vez que se hace algo de este estilo en España y que lo estamos preparando con mucho cariño. Hasta aquí puedo leer... de momento.

Os dejo con unas fotos del libreto ...incluida la primera foto de una saltada, para que luego digan que las saltadas son fruto de la popularización del surf!! También os dejo la traducción del texto que tanto me ha gustado.





























Cuando la majestuosa onda oceánica se topa con el arrecife, toda la fuerza y energía del millar de millas recorridas se detienen en su curso. Enfurecida contra su enemigo desconocido, lanza rauda su hinchada forma sobre el arrecife; avanza hirviendo y agitándose, disipando su fuerza en las pequeñas charcas hasta que, finalmente, muere en un mero murmullo en la playa.

Que son esas formas rápidas que planean encima de la superficie de las aguas moteadas por la espuma cual un banco de delfines – sus cuerpos de bronce refulgiendo en la luz del sol – son un grupo de ninfas del mar o sirenos quizá? Son una banda de hidrófilos – los Surfriders – y nunca antes unos duendecillos de mar cabalgaron las olas con mayor abandono.

Lejos en alta mar se adivina una ligera irregularidad silueteada contra el cielo. El ojo atento del chico la ha visto – entonces se escucha un extraño silbido bajo y penetrante – es la señal de que viene “una grande”. Todos se afanan para ir a su encuentro, estirados en sus tablas y barriendo el agua con sus manos; montando ola tras ola y deslizándose en los valles brillantes entre las mismas hasta que alcanzan el arrecife.

Llega el golpe de mar, se levanta, se dobla y cae, y mientras se proyecta hacia delante como un caballo desbocado, el intrépido surfista ya se encuentra en su crin. Con su tabla apuntando hacia la orilla cabalga la furia indómita. Se yergue erecto con los brazos extendidos, triunfante, con un plano inclinado brillante enfrente suyo. Cabalga y cabalga, como quien desciende por un tobogán en un mar traslúcido, mandando una lluvia de brillantes líquidos hacia el sol.

La ola se extingue, el jinete cae a horcajadas encima de su tabla y con la misma gracia que una gaviota girando en el aire, se dirige otra vez hacia el arrecife. Así juega este hijo del mar, feliz y libre de preocupaciones, hasta que el sol anaranjado cae más allá del horizonte.

A. R Gurrey Jr

5 comentarios:

Ernesto Peña dijo...

Buah! Menuda pasada, eso si que es poesía!! Disfrutalo y espero noticias.

Saludos!

Anónimo dijo...

Hidrófilos, me gusta.

azuldeultramar dijo...

Intrigado me has dejado con lo del proyecto, pero de entrada ya tiene muy buena pinta :)

aloha

dani

Anónimo dijo...

Esto huele a Museo del Surf... ¿me equivoco? Te va como anillo al dedo...

Anónimo dijo...

lo vemos como una saltada y lo mismo era que les gustaba compartir ola,no habria mucha masificacion en aquella epoca.